Enrique es un tipo particular que ha llevado una vida sobrada de excesos. A sus treinta años, ya nada le ilusiona y sueña con morir. Pero lo cuioso de Enrique es que él no es un suicida. Como cada mañana, baja a tomarse el café al bar más cercano, porque su estado anímico no le permite ir más lejos. Uno de esos días, Enrique verá pasar a la chica más interesante que jamás hubiera imaginado. A partir de ese momento, la muerte dejará de ser su obsesión.
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